En esta recta final de la asignatura, he simulado la gestión de un proyecto de traducción e interpretación en un grupo formado por cinco personas, lo que me ha permitido identificar las fases en las que se divide un proyecto: recepción del encargo, cuantificación del trabajo a realizar, establecimiento de roles y plazos, elaboración del presupuesto, entrega del producto final al cliente y facturación.
He podido identificar los retos en este tipo de tareas, en las que la comunicación, ya sea sincrónica o asincrónica, el trabajo en equipo y el cumplimiento de plazos son esenciales. Además, para asegurar la viabilidad del plan de trabajo, hay que admitir que, en un entorno real, pueden surgir imprevistos, tales como bajas laborales, problemas técnicos, cambios inesperados en los requisitos y necesidades del cliente, etc., por lo que los plazos no pueden ser muy ambiciosos.
Esta experiencia ha sido muy gratificante. Desde el principio, mi equipo ha estado muy organizado, la interacción y comunicación entre nosotros ha sido muy fluida y todos los miembros hemos aportado ideas al proyecto. Hemos ido realizando las tareas de forma escalonada y de acuerdo al reparto que programamos, en los tiempos establecidos, lo que ha evitado trabajar bajo presión. Todo esto se ha visto reflejado en el resultado final y creo que hemos realizado un gran trabajo.
Como el resto de tareas realizadas a lo largo de esta asignatura, creo ha sido un buen ejercicio práctico preparatorio para lo que puede ser nuestro futuro ámbito laboral que nos ha permitido conocer aún mejor cómo funciona una agencia de traducción e interpretación y reflexionar sobre la metodología a seguir para una buena gestión de un proyecto.



Por eso, para tener éxito, considero que es esencial que nos diferenciemos del resto, que ofrezcamos algo nuevo, fresco, y que, en cierta manera, nos “reinventemos” y creemos nuestra marca personal. Y no se trata de crear algo desde cero, sino de potenciar y mejorar aquello que nos hace únicos, “vender” nuestras cualidades. Yo soy partidario del uso de las redes sociales en este sentido, ¿por qué desaprovechar esta oportunidad? Son todo un escaparate para mostrar nuestras creaciones, dar visibilidad a nuestros trabajos, nuestros proyectos y dar a conocer nuestros intereses. Yo llevo más de veinte años trabajando en el sector del seguro y la asistencia y he sido testigo de los cambios en el mundo laboral a la hora de seleccionar personal.
Marta Sánchez-Nieves, presidenta de la Asociación de Traductores de España, y Carlos Fortea, escritor, traductor y reciente ganador del Premio Nacional a la Mejor Traducción, son los protagonistas de dos de estas entrevistas y ambos coinciden en que el reconocimiento del traductor no debe quedarse en elogios o en simplemente indicar un nombre en una cubierta, sino en elaborar medidas legislativas y laborales que protejan nuestro trabajo. Como indica Fortea, la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) de 1987 nos reconoce como autores, autores de obra derivada, y parafrasea a Saramago al afirmar que los escritores hacen las culturas nacionales y los traductores, la literatura universal.
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